BARBENUTA Y ESPIERRE, HISTORIA, NATURALEZA Y ARTE A LOS PIES DEL ERATA
Si hay un rincón de Biescas que, sin duda, merece la pena una visita de vez en cuando son las localidades de Barbenuta y Espierre. Dos pequeños núcleos que formaban parte, junto con otros pueblos, de la antigua Bal Minuta, topónimo que describe este pequeño valle ubicado a los pies del pico Erata. En la actualidad, los dos núcleos pertenecen al municipio de Biescas.
El valle se ubica de forma perpendicular al Gállego y ambos pueblos están orientados al suroeste y situados a la orilla derecha del conocido Barranco d’Os Lucars.
ESPIERRE Y BARBENUTA
Espierre (1.242 metros) y Barbenuta (1.185 metros) conservan el aroma y el aire tradicionales de los pueblos de montaña. Eras, bordas, fuentes, pozos, chimeneas… rincones llenos de curiosidades que respiran historia a cada paso que damos.
El pueblo de Barbenuta se estructura en torno a la preciosa plaza, con un pozo ubicado en el centro, a la sombra de una enorme cerecera. En la misma plaza también encontramos el Parlamento y la antigua escuela y la casa del maestro. El edificio fue restaurado y ahora sirve de local social para uso y disfrute de los vecinos. Otra de las salas que encontramos en el parlamento es una recreación/exposición de la antigua escuela, con mapas, pupitres de madera, fotografías y documentación de la época. Desde hace algún tiempo, también se encuentra allí una pequeña biblioteca que forma parte de la Red de Puntos de Lectura del Alto Gállego que puso en marcha el Área de Cultura de la comarca.
LA IGLESIA DE SAN MARTÍN DE BARBENUTA
Barbenuta posee una espaciosa iglesia parroquial dedicada a San Martín, de origen románico, aunque con una profunda reforma en el siglo XVI. En principio, era de una nave con cabecera plana, cubierta al interior con medio cañón y torre a los pies. Subsiste de la original la cabecera plana que se ha recrecido hacia el norte al igual que la nave y la estructura de la torre. También se realizaron otras reformas, como la recrecida torre o el atrio de la entrada, sobre el cual se conserva un antiguo crismón.
Cerca de la iglesia encontramos el antiguo lavadero (hoy en ruina), un curioso gallinero y una preciosa borda restaurada. Merece la pena recorrer sus calles, el pueblo conserva mucha arquitectura popular en estado óptimo; contemplar sus chimeneas, portadas y ventanas, escudos de armas, bordas… o la fuente del Cumo, ubicada al final del pueblo, junto a la que se disfrutan unas vistas que nos dejan boquiabiertos.
Como curiosidad, destacaremos que la primera calle pavimentada en Barbenuta llego en julio de 2019. El pueblo quedó prácticamente despoblado en la década de los 50, llegando a contar 4 habitantes en 1981. Sin embargo, en la última década se han restaurado algunas de las antiguas casas y el pueblo ha recobrado vida.
Desde hace unos años, en Barbenuta encontramos los viñedos más altos de la península (1.200 metros), pertenecientes a Bodegas Bal Minuta. El Vino de las Nieves ganó este 2020 la medalla de oro en el concurso mundial de vinos de Bruselas.
Es un delicioso tinto elaborado con las variedades Cabernet Franc y Garnacha. Se trata de un vino joven con todo el sabor del Pirineo. Además, Bodegas Bal Minuta volvió a sorprendernos este pasado verano con su proyecto la Era de las Viñas, donde nos proponen una experiencia en la que, rodeados de naturaleza, se degustan los vinos de Bodegas Bal Minuta y otros productos artesanales del Valle de Tena.
En Espierre, destacamos su fantástica iglesia de estilo románico tardío, dedicada a San Esteban, ya que se trata de una de las 15 joyas que conforman la Ruta de las Iglesias de Serrablo. Se realizaron otros añadidos posteriores conserva, originalmente era de una nave, con ábside semicircular, decorado al exterior con una serie de ménsulas o canecillos bajo el alero.
Muy cerca del pueblo, paseando, encontramos las ruinas de la Ermita de Santa María de Palariecho que todavía conserva una bonita puerta en arco de herradura.
A unos 3 kilómetros de Espierre, continuando por la pista, se llega a la ermita de San Juan, cuya particularidad es que carece de ábside. Perfectamente restaurada, conserva una ventana abocinada con arco de medio punto puerta en arco de herradura muy similar a la de Santa María.
Además de su patrimonio religioso, destacan en Espierre los conjuntos de las familias Otal y Lacasa, con su escudo fechado en 1578 y su espléndida chimenea.
La profesionalidad de los piqueros de Espierre era muy elevada. De ahí la perfección del acabado de los edificios, apreciable especialmente en las bordas y yerberos.
Recientemente fue restaurado el antiguo pozo de la plaza, varias casas han sido rehabilitadas y sus vecinos se encargan de mantener las costumbres y tradiciones.
Os animamos a descubrir estos dos pequeños pueblos llenos de encanto, que poco a poco van recobrando la vida que antaño se respiraba en este pequeño valle pirenaico.