Calendario Celta y la fiesta de «Samhain»

En la pradera de Santa Engracia junto al dolmen de Santa Elena encontramos una extraña construcción circular, hecha con piedras y distintos ejemplares de árboles que llama considerablemente la atención, se trata de un calendario celta.

calendario celta

Hace muchos años llegaron al pirineo unos pobladores extranjeros, un grupo de guerreros con largas cabelleras rubias, que viajaban buscando nuevas tierras para vivir. Con ellos viajaban sus mujeres, sus ancianos y sus sacerdotes (llamados Druidas). A estas gentes se les llamó pueblo Celta, (Galos para los Romanos).

Estos Celtas lucharon con los Romanos, los más poderosos de la tierra conocida, y creían que los árboles eran sus dioses. En realidad, pensaban que los árboles tenían un espíritu que les ayudaba o les castigaba dependiendo de lo que hacían con ellos. No tenían templos y rezaban en los claros de los bosques, a los árboles les pedían consejo  y creían escuchar su voz cuando el aire agitaba las hojas.

Los celtas hicieron un calendario fijándose en la luna, no en el sol como hacemos ahora. Dividieron el año en 13 periodos de 20 días cada uno, más un periodo de un solo día. Su calendario empezaba el 1 de noviembre y a cada periodo le dedicaron un árbol. En función del periodo en el que hayas nacido se te atribuye el poder de un árbol u de otro. Los celtas pensaban que cuando le hablas a tu árbol, éste te responde. Si le cuentas tus problemas, de algún modo te hará saber la solución y su espíritu te protegerá.

El año Celta comenzaba el 1 de noviembre y se conocía como la festividad de Shamain, los celtas (Galos para los Romanos) sólo distinguían entre dos estaciones (verano e invierno), Samhain (que significa etimológicamente ‘el final del verano’) representaba el comienzo del invierno. Se acababa el tiempo de las cosechas y a partir de entonces los días iban a ser más cortos y las noches más largas. Por eso, los celtas celebraban importantes festivales para dar la bienvenida al Año Nuevo. Al anochecer de cada 31 de octubre (ya 1 de noviembre para los celtas, pues el nuevo día arrancaba con la puesta del sol), la costumbre era dejar comida y dulces fuera de sus casas y encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y el descanso junto al dios Sol, en las Tierras del Verano. En la noche de Samhain los vivos y los muertos podían comunicarse. Las barreras que los separaban desaparecían en aquel momento mágico. Lo bueno era que los espíritus de los antepasados podían aconsejar a los vivos sobre el futuro, pero lo malo era que también se convocaban a los espíritus maléficos. Por eso, los druidas ordenaban encender hogueras para ahuyentar a estos últimos.

Con la romanización de los pueblos celtas (y la evangelización de los nunca romanizados, como Irlanda), la religión de los druidas llegó a desaparecer, pero el primitivo ‘Samhain’ pudo sobrevivir al paso del tiempo conservando gran parte de su espíritu y algunos de sus ritos. Con el Cristianismo, esta vigilia pasó a llamarse ‘de Todos los Santos’ (en inglés, “All Hallow´s Eve”, de donde va a derivar la expresión actual ‘Hallowe’en’).

Este fantástico calendario Celta lo crearon y lo cuidan los niños de las escuelas del Alto Gállego en el año 2006, y  el proyecto fue galardonado con un premio “Félix de Azara”.

Si todavía no lo conocéis, os animamos a acercaros al entorno del dolmen de Santa Elena y que descubráis que árbol es el que os protege y os puede dar consejo en momentos difíciles, según las creencias del pueblo Celta.

¡Feliz Samhain!

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